Todos ellos son activos de información esenciales para lograr los objetivos de la organización.
Grandes compañías tradicionales están migrando y replanteando su estrategia para optimizar sus procesos a través de la incorporación de tecnología, así como nuevos emprendimientos y startups enfocan sus actividades al desarrollo de ecosistemas digitales, pensado para responder a las necesidades de los usuarios, creando una mejor experiencia y servicio al cliente.
La actuación de las organizaciones para la gestión anticipada y proporcionada de estos riesgos conlleva finalmente a estrategIas adecuadas para evitar, transferir o reducir el nivel de exposición de los activos de información mediante la implementación de medidas factibles en coste/eficacia teniendo en consideración las ya existentes y el nivel de esfuerzo en seguridad que cada organización puede aplicar partiendo de unos mínimos.
En primer lugar se debe verificar que el plan de transformación digital esté alineado con el plan estratégico general de los proyectos, es decir, que ambos se apoyen y vayan de la mano de acuerdo a los objetivos de crecimiento y la oferta de servicios/oportunidades. De esta manera, aprovechar los desarrollos tecnológicos para mejorar su eficiencia, servicio al cliente, rentabilidad o impulso.
Muchas veces los recursos con los que se cuentan son limitados, y necesitan asegurarse de que el plan y enfoque sean efectivos. Si bien es bueno soñar en grande, el mayor error que se comete dentro de las estrategias tecnológicas es asumir más responsabilidad y planes de los que se pueden ejecutar y terminan posteriormente colapsando. Desarrollar un plan de progreso paso a paso para que pueda administrar el proceso, mientras disfruta de pequeños éxitos en el camino. Es importante revisar resultados y oportunidades de mejora en el proceso para tomar decisiones rápidas.